4/7/10

PERÚ: Un nuevo maestro para un moderno concepto de educación

El 06 de julio se celebra en el país el Día del Maestro y es necesario recalcar en la prioridad de la educación, dada su inevitable condición para los cambios radicales que urge nuestra sociedad.

Vale la pena traer a colación algunos de los retos que en ese propósito conciernen directamente a los maestros. Una nueva perspectiva del asunto educativo plasmado en la Ley de la Carrera Pública Magisterial reclama una postura renovada del magisterio. Sobre esas condiciones enumeraré solo las de mayor relevancia:

1. Es urgente regresar a la figura del maestro con perfil y deseo de acompañar procesos de formación. La docencia no puede continuar siendo el "paracaídas" de quienes no lograron éxito en otras profesiones diferentes a la pedagogía. Hay allí, entonces, una tarea puntual para las facultades de Educación y los institutos pedagógicos.

2. Porque nadie da lo que no tiene, nos parece imposible considerar la condición genuina del maestro, si su desempeño no delata profunda coherencia entre su vida y el discurso que esgrime en su ejercicio docente.

3. Es preciso abolir la figura del maestro que solo transmite conocimientos. Más que esto, su función es priorizar la investigación, la búsqueda, la innovación y el aprendizaje.

4. El maestro gana estatus cuando asume que no es el único que enseña y que él mismo es sujeto de aprendizajes, aún de los más pequeños a quienes acompaña en la construcción de sus proyectos de vida.

5. Para que las prácticas pedagógicas, con frecuencia exitosas, no queden en el olvido y puedan ser transmitidas a otros colegas y nuevas generaciones, necesitamos escribir lo que hacemos, para así dejar registro de los aciertos en los modos educativos que hemos desarrollado y en las dificultades que debimos sortear.

6. El maestro deberá asumir su rol de acompañante respetuoso en procesos de formación humana.

Lo fundamental en la coyuntura actual, es que el docente deberá tener amplias competencias democráticas y, por eso, altas dosis de sensibilidad por la diversidad, el disenso, el razonamiento y la sociabilidad.

En resumen, es imposible que una política educativa, por acertada que fuera, conduzca a senderos esperanzadores en la construcción de nuestra nacionalidad, si los maestros no ponen la cuota que les corresponde en ese nuevo viraje que urge la sociedad peruana.

Los cambios profundos en la persona del maestro lograrán potenciar la transformación pedagógica y social que está promoviendo el Gobierno a través de la Ley de la Carrera Pública Magisterial, uno de los aciertos de la gestión de Alan García.

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