El mar Báltico, a veces tan desconocido, es un mar interior del norte de Europa que se comunica con el mar del Norte y, finalmente, se abre al océano Atlántico. Durante siglos sus aguas han sido el centro de vida de muchas civilizaciones llenándolas de historia y gracias a su localización goza de unas características que lo hacen único.
Desde tiempos del Imperio Romano, era conocido como Mare Suebicum, un nombre dado con exclusividad gracias a un pueblo germánico procedente del norte de Europa, los suevos, cuyas colonias originales se ubicaban en el área del mar Báltico. La palabra“Báltico” procede del latín “balteus”, cuyo origen es la palabra de origen germánico “belt”, que significa “masa de aguas”. Más que este mar, también tenemos como ejemplos los estrechos daneses Pequeño y Gran Belt.
Los romanos, siempre tan curiosos, ya lo describían como un mar de agua salobre, es decir, con más sal que el agua dulce pero con menos que la del océano. Es algo que llama la atención, si alguna vez te has bañado en este mar descubrirás que el agua no está casi salada. El nivel de salinidad alcanza de media el 6‰, muy bajo si lo comparamos con la media del océano, aproximada al 35‰, o que decir si lo hacemos con el Mar Muerto con el 330‰.